domingo, 29 de agosto de 2010

Buscando Belleza en este Caos

Hay días en que siento que ser Católica es un estigma. Pronunciarlo es casi como decir que tengo antenas, un brazo de más, o cinco ojos; sería mejor decir que soy un extraterrestre. De vez en cuándo, me hacen sentir que la fe es algo que debería llevar con cierto pudor, una cosa obscena que mejor no andar exhibiendo por ahí.


A un año de mi Confirmación siento la necesidad de reflexionar en lo que para mí significa ser Católica hoy, cuál fue la promesa que realicé un año atrás. Me siento ante la tentación de llenar estas páginas con justificaciones y argumentos que defiendan mi derecho a creer o que convenzan a los demás que no estoy loca por elegir este estilo de vida (aunque pensándolo bien quizás lo esté). Voy a hacer el intento de alejarme de estas tentaciones y escribir lo que pienso de verdad.

Confirmarme no sólo significó para mí comprometerme a ir a misa todos los domingos y celebrar algunas fiestas religiosas. Para nada fue algo que viví como el cumplimiento de un trámite. Más que nada representó para mí expresar mi convicción en La Verdad más grande y absoluta de todas, una Verdad que no es soberbia y que engloba en sí a todas las verdades: un Amor con todas las letras, inmenso y delirante, el Amor vivido y expresado en la Cruz.

A muchos les gusta ver a la Cruz como un símbolo de tortura, de dolor, o hasta incluso de derrota. Sin embargo yo creo que es todo lo contrario, más bien representa el triunfo más grande de todos, y el camino que aspiro seguir.

Levantar la Cruz no se trata de andar con una sonrisa falsa, pretendiendo que todo está bien, tampoco se trata de abrazarse al dolor y hundirse en él. Más que nada se trata en aceptar lo que a uno le toca vivir, los momentos tristes, felices y extraños; y respetarlos. Llorar cuándo haya que llorar. Reír cuándo haya que reír. Pero más que nada sacar algo de todo lo vivido, saber luchar, vivir, aprender y renacer. Abrazar nuestras cruces, nuestra mochila, y convertirlas en algo positivo. Encontrar belleza en este caos.
Tampoco debemos olvidar a las personas que se cruzan en nuestro camino, creo sinceramente que en todas existe belleza, y que todo lo que nos impide verla parte de nuestras propias imperfecciones o los escudos que se crean a sí mismas por el sufrimiento que les causó la vida. Está en nosotros descubrir esa belleza con paciencia, perseverancia y amabilidad.

En resumen creo que ser Cristiana para mí es hacer del Amor mi máxima bandera, por más cursi que, por las deformaciones que sufrió la palabra, suene. Amar la vida, Amar a la gente, Amar al dolor, Amar la alegría, Amar todo...porque solo el amor transforma todo en algo Bello.

Posiblemente el día en que me confirmé, entre tanta alegría y tanto enamoramiento, no pensé en la vida que estaba prometiendo vivir, una vida a la que las palabras le quedan cortas, y que posiblemente no transmití la mitad. Sin embargo, no por eso estaba menos segura de querer vivirla.

Seguramente muchos sostengan que conocen Católicos y Confirmados que no quieren a todo el mundo, ni saben llevar el dolor. Yo soy la primera en admitir que no cumplo al cien por cien con todo los "requisitos". Pero no es eso lo que importa, lo más importante es querer ser así, luchar cada día por ser mejor, a pesar de las mil millones de caídas que podamos tener. El que sueña con algo y se compromete con alcanzarlo siempre va a estar un paso adelante que el que ni siquiera se lo plantea...
Eso, Creo yo.


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