jueves, 28 de octubre de 2010

¿De qué hablamos cuándo hablamos de derechos humanos?

¿De qué hablamos cuándo hablamos de Derechos Humanos? ¿Que són? ¿Debemos respetarlos? Para ser muy sincera a veces dudo si son algo que enserio debemos respetar o algo que inventamos, y defendemos solo de vez en cuándo, cuándo sentimos que nos involucran u ofenden.
Antes que me lapiden aclaro que me encantan, los defiendo a muerte. Considero que todas las personas valen y deben ser protegidas. Sin embargo, confieso que a veces me suenan a lugar común. No sé si me captan.
De vez en cuándo, la gente los abráza sin amor. De manera insípida. Los protege con una sensación de deber no sentido. O defiende algunos con posturas teñidas de ideología, y deja el resto en el placard.

Hoy en día por todas partes se está discutiendo sobre la Ley de Caducidad. Muchos son quienes la defienden a muerte, se abrazan a ella sosteniendo que es cuestión de Derechos Humanos y por lo tanto que está por encima de cualquier plebiscito. No estoy con ganas de entrar en debates políticos, ni tomar partido, no me interesa y no viene al caso. Estupéndo que el pueblo Uruguayo tenga a la defensa de los Derechos Humanos como prioridad, pero ¿que lleva a las personas a luchar tanto contra las violaciones a los Derechos Humanos que ocurrieron en el pasado y olvidarse de las muchas que ocurren hoy en día o hasta incluso luchar en su contra?
¿Qué me dicen de todos los niños que son privados del derecho nacer?
¿De todos los que mueren de hambre?
¿De todos los que son discriminados, segregados?
¿De todas las personas que no tienen un lugar digno para vivir?
¿De todas aquellos que mueren por no tener un servicio médico como la gente?
¿De las miles de personas que carecen algo tan básico como el afecto?
Podría seguir infinitamente, pero no tiene sentido. Todos conocemos las miles de violaciones a los Derechos Humanos que ocurren día a día, algunas son por gusto, otras sin querer. Algunas parecen inmensas, y otras no se ven. Estas últimas son las peores, como gotitas se van juntando hasta crear una tormenta, pero no nos damos cuénta, hasta que estalla.
De vez en cuándo me parece que la gente se olvida que en todo lo que se discute en el parlamento hay un poquito de Derechos Humanos, aunque casi ni se vean. O se manifiesta en contra de las grandes violaciones pero detrás de cámaras, comete las suyas propias.
Sería hipócrita decir que no somos hipócritas.
Pero igual, sigo sosteniendo, que es mejor tener ideales altos y no alcanzarlos, que no tener ideales en absoluto.
Siempre y cuándo sigamos haciendo el intento.

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